De tres en tres (7).
1.- El buen detective, es aquel individuo, que siempre es capaz de descubrir en su interior, lo que jamás encontrará fuera de sí mismo, por mucho que se empeñe en buscarlo. Y para ser bueno investigando, no hace falta ser muy listo (tampoco tonto del culo), tan solo tener la suficiente sensibilidad, y el conocimiento necesario para darse cuenta, que aquello buscado con tanta insistencia, y que a muchos les lleva toda la vida encontrar (o nunca), siempre suele estar más cerca de lo que suponemos.
Algo que
sin lugar a dudas ayuda mucho para lograr una buena investigación, son el olfato y el instinto, aunque por desgracia son dos cualidades, que al igual
que la inteligencia, no se venden en el Supermercado.
2.- El estado emocional en el que muchas veces desemboca una acalorada
discusión, que poco a poco va subiendo de tono, hasta alcanzar su máximo nivel
cuando se llega a la cima de la ira, es comparable a la polvareda que provoca
una estampida de búfalos. Según va pasando el tiempo, la nube de polvo se va haciendo
cada vez más pequeña, hasta que se esfuma por completo en el aire.
Con un enfado, de esos que hacen que se
eleve tu presión sanguínea al mismo tiempo que las pulsaciones se aceleran y
corren como locas a no sé dónde, ocurre exactamente igual, lo que sucede es que
por desgracia, los efectos secundarios de los cruces de cable, hacen que la suciedad provocada por el polvo, nos
pase factura, por lo tanto, ¡cuidado con las estampidas!
3.- El exceso de ambición (tantas veces desmedida) es lo que lleva a
muchas personas a vivir en un nivel de insatisfacción permanente, que puede
durar incluso, toda la vida. Por eso, hay que saber siempre amoldarse a las circunstancias
del día a día que nos ha tocado vivir, y eso no significa resignarse,
abandonando la lucha por los objetivos que uno pretende conseguir, tan solo es
encajar de forma adecuada, en los momentos que la existencia nos presenta, es
decir, saber cabalgar la ola, y no ir de
cabeza contra ella.
Y eso tampoco quiere decir, que
haya que resignarse a la desgracia, pero hemos de tener en todo momento capacidad
de adaptación, para que la lava del
volcán no nos arrolle, y sobre todo, que la imaginación no nos engañe, y
eso nos lleve a pretender lograr cosas imposibles, que irremediablemente, van a
aumentar nuestros niveles de frustración. Siempre es bueno soñar, y de hecho es
sano hacerlo, pero siempre con los pies en el suelo, porque si uno vuela
demasiado alto, quizá se pierda, y no encuentre el camino de vuelta a la
realidad.
¡Con
una caña, podemos pescar un salmón, pero nunca una ballena!