La reinvención de lo cierto (Capítulo 11).
A) Introducción:
Una de las cosas más
lamentables que le puede suceder a una persona a lo largo de su vida, es que
tire a la basura, aunque tan solo sea un segundo de su existencia, y es igual
que esté viviendo en un búnker bajo
tierra, montando a caballo y a galope por el campo, viajando en globo o
subiendo a la cima del Everest.
Hay muchas personas que desperdician sus
vidas, porque no hacen absolutamente nada que sea útil, ni para ellas mismas, y
mucho menos para los demás. Sin embargo es posible que disfruten con ello, si
es que lo absurdo, le puede producir placer a alguien.
Quizá algunos, se pueden permitir el lujo de
vivir del aire, pues tienen los suficientes recursos económicos para ello, es
decir, que eso les sirve para pasar gran parte de su existencia tocándose los cataplines. Otros sin embargo, no le
sacan el máximo provecho posible a las capacidades que poseen, y dejan que
pasen los días, los meses y los años, sin utilizar y a la vez sin disfrutar de
todo el potencial que la naturaleza les ha regalado. Esto sucede unas veces por
miedo, otras por indecisión, bastantes más por desconocimiento, y muchísimas
por falta de autoconfianza, también, y esto puede que sea lo más lamentable,
por dejarse influenciar en exceso por otras personas que tratan siempre de
manejar al prójimo e imponer en todo momento sus criterios.
Los seres
dominantes que tratan de coaccionar la libertad de los demás, siempre
han estado, están y seguirán estando presentes en la vida de las personas. Hay
que hacerles frente, no tenerles miedo y no dejar nunca que se apoderen de
nuestra voluntad, ya que si eso se produce, tan solo seremos marionetas en sus manos, y nos
manejaran a su libre albedrío, moviendo con calculada astucia, los hilos de
nuestras vidas.
Este cuento cortito viene a decir que hay muchas formas de desperdiciar la
vida, ya sea por voluntad propia o por imposición, el tiempo es algo que se
pierde con mucha facilidad y no se recupera nunca.
B) La Historia:
Había una vez un ganso que nunca voló,
porque siempre vivió rodeado de gallinas y de gallos, y pasó tanto tiempo en su
compañía, que llegó a creer que era uno de ellos. Por eso nunca supo que podía
volar, o puede que fuese consciente de ello y quizá le faltó valor para hacerlo
y nunca se atrevió a despegar los pies del suelo. También podría haber sucedido
que el ganso, aun sabiendo que podía volar, prefirió no hacerlo por comodidad,
y así no tener que molestarse en hacer ejercicio agitando sus alas.
Eligió perder el tiempo rodeado de las
hembras del gallinero (algo sin duda muy estimulante, que sin embargo puede
traer fatales consecuencias, si no se maneja con la debida pericia) que
suspiraban por él, le reían siempre sus gracias y le consentían todos sus
caprichos, en definitiva, eligió hacer honor a su nombre y se dedicó al arte de
hacer “gansadas” en vez de
emplear el tiempo en sacarle provecho a sus cualidades.
C) La Realidad:
No es extraño que alguien busque vivir
rodeado de aduladores que alimenten su vanidad, haciendo que se crea el Rey
del Corral, lo cual supone un dulce regalo para el oído que a la larga no
sirve para nada.
Existe también la posibilidad de que el
ganso de esta pequeña historia, quizá haya podido dejarse manejar por algún gallo dictador y narcisista, de esos
que siempre consiguen hacer que su cresta sobresalga a cualquier precio por
encima de la de los demás seres con los que conviven, para ser siempre el
centro de atención y erigirse en autoproclamado gestor de las opiniones y
deseos ajenos.
D) La Enseñanza:
La vida es demasiado importante y
a la vez demasiado corta para desaprovechar el tiempo. Ya lo dice el refrán, que no se debe de dejar para mañana, lo que
se pueda hacer hoy. Puede que mañana no llegue nunca, por eso lo más
práctico es vivir el día a día y exprimirlo al máximo, y al final lo que
hayamos disfrutado es algo que ya nadie nos podrá quitar nunca.
E) El
Final:
“La vida es un bólido. Hoy eres niño, mañana
te levantas adulto, y pasado te acuestas anciano”.