La vida es un trayecto breve (Capítulo 21).
Miércoles.
Llevaba bastante tiempo sin comerme una rosca, más bien diría, que demasiado para que el asunto, se convirtiera en algo poco saludable para cualquier ser humano normal (dentro de lo que cabe), pero como se dice que no hay mal que cien años dure, tuve la suerte de encontrarme con mi Mago Aladino particular, que me otorgó como es menester en estos casos, los tres deseos habituales.
— ¿Qué es lo que te gustaría tener muchacho?, me preguntó amablemente en el Mago.
Y yo, en mi ignorancia le respondí:
— ¿Puedo pedir lo que quiera, aunque todo tenga que ver con lo mismo?
— ¡Por supuesto amigo, soy todo oídos, pídeme lo que quieras, estoy aquí para hacer realidad tus sueños!
Muy nervioso, desbordado
por los acontecimientos (no todos los días aparece un Mago en tu vida), y casi
tartamudeando, le formulé al Señor Aladino mis tres deseos, que obviamente tenían
que ver con las mujeres.
1.- Deseo Sexual:
El Mago me concedió una
noche de ensueño con una Diosa del Placer
llamada Divina (su nombre ya lo
decía todo), una impresionante mujer, cuyo perfecto a la vez que hermoso
cuerpo, estaba hecho para el pecado (por decirlo de alguna manera, porque si
follar con una hembra así, es pecar, ¡yo
quiero ser pecador siempre!). Una auténtica especialista en el noble
arte de copular, para dejar plenamente satisfecho al más exigente de los
hombres, algo que en lo que a mí respecta logró con creces, haciéndome pasar
una noche inolvidable disfrutando de los placeres de la carne, de una forma,
hasta el momento desconocida para mí. Lo pasé tan bien, que incluso estuve
tentado, en gastar los dos deseos que me quedaban, repitiendo actividad, aunque
lo pensé mejor, y preferí aplicar aquello de que en la variedad está el gusto.
2.- Deseo Romántico:
En esta
ocasión mi benefactor me concedió una semana de vacaciones en Venecia con todos
los gastos pagados en un hotel de 5 estrellas, con una maravillosa chica, que
en cuanto a físico nada tenía que ver con la anterior, pero con el suficiente
atractivo para que el romanticismo estuviese presente durante los siete días de
nuestra estancia en la ciudad italiana, medio sumergida en el agua. La muchacha
era cariñosa, divertida, y agradable, entre otras muchas cualidades, para hacer
que la experiencia fuera lo más parecida posible a vivir un sueño de comedia
romántica Made In Hollywood, con
cenas a la luz de la luna arropadas con música de violines, agradables paseos
en Góndola por los canales venecianos, con caricias, arrumacos y besitos,
mientras nuestra travesía acuática seguía su curso, y Giovanni, El Gondolero, con su voz delicada y
suave, nos cantaba bellas canciones de amor, para finalizar la jornada, con
unos tiernos, cálidos y cariñosos encuentros de cama con Angelina (nada que ver en este
aspecto con Divina, el nombre
ya dejaba claro las diferencias, Angelina,
era angelical, y me daba calor, pero Divina,
era divinidad, y me regalaba
fuego), aunque sin llegar a esa pasión desenfrenada que provoca el deseo animal
de macho y hembra. Al final, todo muy bonito, pero demasiado dulzón, aunque
como solicitada experiencia romanticona,
cumplió con los objetivos deseados.
3.- Deseo de Emparejamiento:
Era mi último deseo, así que debía de pensar bien lo que quería, y con arreglo a mis gustos y necesidades, realicé mi petición al Mago, que de nuevo muy amablemente, y con su habitual generosidad, hizo una vez más, realidad mis sueños. Así fue como llegó Paz, mi pareja actual, con la que ya llevo un año (para mí, ¡es todo un éxito!) de feliz y apacible convivencia, Paz, no es tan explosiva (mejor dicho, de explosiva no tiene absolutamente nada), como Divina, ni tan romántica (mejor sería decir, que ella y el romanticismo, no se llevan demasiado bien) como Angelina, pero siempre me aporta la dosis de tranquilidad necesaria para que haciendo honor a su nombre, mi vida actual sea un auténtico Remanso de Paz.
Y de esta manera finaliza, la historia de mis Tres Deseos, lo que me lleva a desear un cuarto, pero este ya corre por mí cuenta, pues el cupo con el Mago Aladino, ya se ha agotado.
Así qué, este es mi último deseo:
¡Aquí Paz, y después Gloria!
Aclaro, para que no haya confusiones ni malos entendidos, que Gloria, no es ninguna tía, aunque no estaría de más, tener una posible sustituta por si Paz, se convierte en Guerra, y la tan cacareada tranquilidad de la que presumo con tanta satisfacción, se vaya al carajo, ya que si no hay mal que cien años dure, tampoco debe de haber alguien que los resista, bueno, eso es lo que yo pienso, aunque igual estoy equivocado...