Cortitos Encadenados (Eslabones P+Q). Parte 1.
Para alcanzar cualquier meta que nos hayamos fijado, habría que empezar antes, por tener absoluta confianza en nosotros mismos, antes que en otras personas. Eso no supone un menosprecio hacia los demás, pero por mucho que confiemos en ellos, si en primer lugar no apostamos por nosotros mismos, a poco podemos aspirar.
Para conocer a los demás, lo primero es conocerse antes a uno mismo, aunque esto no es muy recomendable, para algunas personas que viven en la ignorancia, pero que son poseedores de una mente especialmente retorcida y malvada, y a los que sin lugar a duda, no les gustaría nada lo que iban a descubrir.
¿Para qué tener un Rolex?, si el reloj de tu vida, lo único que acumula son horas de sufrimiento, miedo y tristeza. Para eso, es mejor, mucho mejor, tener un “peluco de palo”, de esos que venden en los mercadillos o en el “top manta” aunque funcionen mal y al final acabe marcando la misma hora durante años.
Para saltar por encima de los listones más altos de la adversidad, hay que disponer siempre de la mejor pértiga, que es aquella que está construida con los mejores materiales, y algunos de ellos son: una ilimitada confianza en uno mismo, una vitalidad permanente y un elevado sentido del humor.
Para ser consciente del sonido del silencio, tan solo es necesario, sentirse a gusto en la buena compañía de la soledad deseada.
Para sobrevivir no puedo preocuparme tan solo de alimentar mi estómago, ya que si me olvido de darle su ración diaria de comida a mi mente, lo único que voy a conseguir es una barriga inflada y una cabeza vacía, lo que me convertiría en un gordo descerebrado.
Para soportar la vida en soledad, hay que tener cierta vocación de solitario, de lo contrario, la existencia puede ser excesivamente dura, e incluso, en algunos casos insoportable para quienes no se encuentren capacitados para ello.
Pensar en el pasado me deprime, por eso procuro siempre no mirar hacia atrás. Tratar de adivinar el futuro me agobia, así que, intento no mirar a lo lejos. Por lo tanto, tan solo me queda la opción de vivir el presente, que no me gusta nada, por eso muchas veces voy mirando para el suelo.
Pensé que las noches se me harían interminables sin ella. Estaba convencido de que no iba a poder soportar mi soledad nocturna. Es cierto, que ahora cuando me despierto, lo primero que me doy cuenta, es que mi cama está vacía, sin embargo desde que María se fue duermo mejor que nunca, ocho horas seguidas y sin pesadillas, ¡Ojalá, se hubiera marchado antes!
Perder el miedo a perder el control de los mandos de la nave interior, es sin duda, el peor de los miedos.
Perder excesivamente el tiempo con una chica que no te hace ni puñetero caso, es tan inútil, como recorrer el camino que va desde ningún sitio hasta ninguna parte.
Poder multiplicar mi tiempo, sería estupendo para no dejar nunca, que el reloj de los demás, sea el que marque mis horas.
Poder sumar, ¡siempre mejor, que dividir!, ¡ni comparación!
Podía haber sido un simple juguete para niños, desde un muñeco divertido, un inteligente robot de bolsillo, o un divertido payaso, también un ágil saltimbanqui, incluso el contorsionista de las mil posturas, o un simple osito de trapo. Pero eligió el camino equivocado, el día que dejó su vida en otras manos, y se convirtió en un patético pelele, en un servil, manejado por los hilos de su amo.
Ponerse en el lugar de los demás, es el primer paso para poder entender sus planteamientos, eso no quiere decir, que cuando tú, quieras que los demás te entiendan, ellos vayan a hacer lo mismo contigo.
Por cierre de negocio, “liquido existencias”. Vendo tiempo libre. Hasta ahora, yo trabajaba de reloj, pero no quiero vivir el resto de mi vida, siempre pendiente de la hora.
Por mucho que lo intentes, jamás en el sitio de un triángulo podrás colocar un cuadrado, aunque ambos sean del mismo tamaño.
¿Por qué el efecto dañino de la negatividad, dura siempre más tiempo, que la sensación dulce de lo positivo? ¿Por qué nos empeñamos en masticar una y otra vez el chicle de la frustración, cuando deberíamos escupirlo, y sin embargo el caramelo del optimismo lo mordemos y acabamos tragándolo de golpe en vez de saborearlo?
Poseer un espíritu rebelde, es disponer siempre de la capacidad para negarse por sistema a no hacer nunca lo que no quieres hacer, y sobre todo, cuando alguien trata de imponerlo a la fuerza y en contra de tu voluntad.
Posiblemente, el verdadero secreto de la infelicidad, reside precisamente en la búsqueda obsesiva de la felicidad, en la que muchos seres humanos se ven plenamente inmersos. Y eso hace que no disfruten nunca de los buenos pequeños momentos que la existencia les ofrece, porque piensan equivocadamente, que eso no es suficiente motivo para sentirse feliz en un determinado instante de su vida.
Prefiero caminar descalzo, antes que ponerme unos zapatos del 38, porque calzo el 41, y no estoy dispuesto a cortar un trozo de mi pie.
Prefiero equivocarme y aprender de mis errores, o no hacerlo, si quiero seguir equivocándome, eso ya es asunto mío.
Prefiero rectificar, antes que pasarme de listo. No quiero ser tan sabio, ni tan guapo, ni tampoco tan alto. Simplemente prefiero ser como yo, con mis fallos, que los tengo (y muchos) con mis temores e inseguridades.
Prefiero ser tigre sin techo, antes que gato enjaulado
Presumir de lo que no se sabe, es como vanagloriarse de una titulación universitaria que no se tiene o ir a una boda con un traje de alquiler, mientras, que ante los invitados, se pretende dar a entender que lo ha hecho a medida el mejor sastre de la ciudad.
Presumir
de lo que no se sabe, es igual que sentirse orgulloso de ser un ignorante. Es
lo mismo, que le sucede, al que está muy contento de que no le roben porque
está arruinado.
Presumir en demasía de lo que se es (o se cree ser), puede llevarnos a los seres humanos, a un excesivo culto a nuestra propia persona, y quizás eso nos convierta en seres de chocolate, que se lamen y relamen, con el riesgo de gastarse antes de tiempo, devorados por un insufrible egocentrismo.
Puede que algún día, nos demos cuenta de que hemos estado dormidos demasiado tiempo, cuando nos despertemos de verdad y seamos plenamente conscientes de la realidad que en ese momento estemos viviendo.
¿Puedo hacerte una pregunta? ¡No hablaré, si no es en presencia de mi abogado! ¡Imbécil, yo soy tu abogado! ¡Pues con toda sinceridad, no sabría qué responder!
¿Puedo hacerte una pregunta? Me dijo una chica “cañón” que conocí una noche en una discoteca, ¡por supuesto!, le respondí, con toda amabilidad. ¿Si fuese fea, me habrías invitado a tomar una copa?, ¡la verdad, es que no!, le respondí sinceramente. ¡Los tíos sois todos iguales!, dijo toda enfadada, y se marchó. Yo ni me inmuté, seguí tomando mi copa, y cuando acabé, me bebí también la de ella, que para eso la había pagado yo. Y mientras el alcohol se subía poco a poco a mi cabeza, iba pensando, si resulta rentable con las mujeres decir la verdad, o es mejor ser falso. Al final, quizás tenga que hacer como mi amigo Judas, que folla como un loco, y miente más que folla.
¿Puedo hacerte una pregunta? Me dijo un día mi amigo el Pensador. ¡Por supuesto que sí! Le contesté. Y esto fue lo que me preguntó. ¿Eres consciente de que el sufrimiento es algo que va tan unido al ser humano, que quizás sea más provechoso aprender a vivir con él, que romperse continuamente la cabeza para evitarlo? Y ahí sigo pensando.