Cortitos Encadenados (Eslabones T+U+V). Parte 1.
Tan solo podemos saltar a nuestro vacío mental, cuando realmente no tenemos nada en nuestro interior, en caso contrario, es que no estamos vacíos (aún.)
Tan solo se puede vivir de las rentas mientras duren, y lo malo es que se acaban (sobre todo cuando solo se abre la caja para sacar, y nunca para meter). A pesar de ello, hay quienes pretenden vivir siempre de la herencia de un ilustre apellido de esplendoroso pasado en la época Medieval, sin darse cuenta de que esta, se terminó hace ya unos siglos.
¡Tanto tiempo empleado y tanto esfuerzo dedicado a encontrar algo, que estaba en mi poder, y yo sin enterarme!
Tantos kilómetros recorridos, y a toda velocidad, para llegar al final del camino y descubrir que la felicidad no estaba allí. Se ha quedado esparcida a lo largo de ese paisaje que no nos ha dado tiempo a disfrutar porque hemos viajado demasiado rápido.
Tener una visión limitada del mundo en el que vivimos, probablemente equivale a tener una visión muy reducida de uno mismo.
¿Tener vocación de mártir, tiene algo que ver con el masoquismo?
Tenía razón Séneca, cuando decía que la vida es una Escuela de Gladiadores, en la que se aprende a convivir y a pelear, pero tal y como están las cosas hoy día, convendría añadir un nuevo aprendizaje, el de “esquivar”. Por eso es más importante evitar el golpe que darlo.
Tengo el mantel blanco de la vida manchado de malas recuerdos, y creo que ha llegado el momento de meterlo en la lavadora
Tenía un amigo que iba de gracioso por la vida, pero el pobre, no se daba cuenta que su humor era invisible, es decir, que no aparecía por ningún sitio, con lo cual, el único resultado que conseguía, era hacer el ridículo. Por suerte para él, su padre estuvo atento, y le hizo la siguiente recomendación: ¡Hijo mío, procura ser siempre un tío agradable y simpático, pero no te conviertas en un cómico para hacer reír, eso mejor dejarlo para los profesionales del espectáculo!
Tirar siempre a la basura los restos del naufragio, sin perder tiempo en reciclarlos, sobre todo cuando es más rápido construir un nuevo barco.
¡Tirar siempre a la basura, lo que meta miedo!
Todavía me duele la bofetada que me dio un profesor en el colegio cuanto tenía trece años, haciendo uso indebido de su autoridad y demostrando lo valiente que un adulto puede ser con un niño. Lo curioso, es que para lo único que ha servido el golpe, es para que, cuando veo el comportamiento canalla de algunas personas, me acuerde de aquel patético individuo, mal educador y peor persona, y lo hago extensivo a los muchos que eran como él, y hablo en pasado, ya que espero que en el presente, nadie tenga ya que soportar a esta clase de individuos, más propios de la prehistoria que de los tiempos actuales.
Todos decían de él, que era un chico raro, y a fuerza de escucharlo un día y otro, pensó que los demás tenían razón, llegó incluso a estar totalmente convencido de que era un ser único en su especie. Y siempre le venía a la cabeza, la misma pregunta: ¿Todos llevan careta en la gran comedia de la vida?, o por el contrario: ¿Será que yo no voy disfrazado?
Todos en mayor o menor medida, tenemos sueños, deseos, proyectos, vicios, miedos, debilidades, pasiones..., excepto, los que se creen superiores al resto, estos, incluso pueden llegar a decir que no tienen ni culo, ya que como piensan que están por encima de los demás, no tienen ni necesidades que evacuar en el baño.
Todos los días serán iguales, si mañana nos empeñamos en hacer la fotocopia de hoy.
Todos los días procuro salir a correr una hora como mínimo y muy jodido tengo que estar para que no sea así. He de reconocer, que me he convertido en una auténtica máquina de devorar kilómetros, pero prefiero hacer eso, y evitar que sea la vida, la que me devore a mí. Aunque soy consciente, de que temprano o tarde (espero que sea esto último), y por desgracia, lo acabará consiguiendo, aunque solo sea por el desgaste de tanto rozamiento contra el asfalto.
Todos tenemos en el interior de nuestra mente, un territorio privado, en el que hay un único dueño, nosotros mismos, y ese espacio sagrado no lo puede invadir absolutamente nadie, ya que de no ser así, jamás disfrutaremos de la verdadera libertad, esa que el ser humano tiene derecho a saborear desde que nace y que por desgracia no está al alcance de todos, pues son muchos los que por diversas razones se ven privados de ella.
Tratar de convencer a los demás de que tenemos buenas ideas, es un asunto bastante complicado, a la vez que absurdo, cuando algunos, en realidad lo único que pretenden es llevarnos la contraria.
Trata de convencer a los demás de que tenemos una estupenda idea, es un grave error, cuando la persona que te escucha, tan solo está interesada en hacerlo, para aprovecharse de ella.
Tu espacio existencial se puede reducir tanto, que llega un día, en el que acabas desplazándote por tu hogar-prisión, como si fueras un convicto y cada día te levantas con la opresiva sensación de que nada va a cambiar, de que todo va a seguir siendo igual. Todo se repite, nada se transforma. La rutina te va poco a poco devorando hasta acabar contigo, el tiempo que tarde, dependerá de tu resistencia, aunque puede que llegues a un punto que aun sabiendo que sigues vivo, te sientes muerto.
¡Tú espacio vital de seguridad, es sagrado, no permitas okupas que lo invadan!
Tuve un sueño, en el que alguien me daba este pequeño consejo: ¡Si quieres que los imbéciles dejen de revolotear a tu alrededor, no te pases el día dándoles migas de pan!