Días que vienen y van (IV).
Los hombres con atractivo magnético de macho irresistible, esos que tienen tanto éxito con las mujeres, que a ellas se les caen las bragas al suelo, cuando ellos las miran, muchas veces se creen (haciendo un alarde de estupidez o de ignorancia, o ambas a la vez), que son los Reyes del Mambo, porque ellas no solo caen rendidas a sus pies, también les consienten todo (no todas, ¡menos mal!, ya que de lo contrario, podrían volverse tontos por completo, además de ignorantes y estúpidos), y suelen amarlos tal y como son, es decir, con toda su colección extensa de defectos, que la belleza tapa, aunque sea absurdo, y ellos (¡los muy inútiles!), no hacen absolutamente nada para mejorar, pues piensan que un físico agradable y una imponente presencia (no todos, algunos van de Míster Guapo, pero se quedaron a mitad de camino, pues la nariz picuda, prominente o chata unas veces, la escasez de cuero cabelludo otras, o incluso una incipiente barriga, hace bajar la nota considerablemente), les sirve siempre de licencia para matar, y se convierten en unos James Bond de andar por casa, y se dedican a perder miserablemente su tiempo mirándose al espejo, cuando algunos, podría aprovechar sus muchas horas libres, para sacarse el Graduado Escolar, por poner un ejemplo.
Ser guapo o guapa, está muy bien, abre muchas puertas, eso es innegable, pero serlo, no tiene ningún mérito, es genética pura, así que todo el mérito es de papá o de mamá, o de ambos. Si el cerebro está hueco, la belleza, nunca podrá llenarlo de conocimiento, para eso hay que hacer otras cosas…