La vida es un trayecto breve (Capítulo 24 y último).
Sábado
Era primavera, y
el abuelo, para hacer honor al refrán andaba alterado, aunque lo que en
realidad excitaba su estado de ánimo, era su cumpleaños. Siempre había sido muy
optimista al respecto, y estaba seguro de que cumpliría los cien.
¡Por fin llegó el día! Dijo el abuelo
entusiasmado.
Toda la familia estaba reunida alrededor del feliz anciano, y todos
juntos comenzaron a cantar:
¡Cumpleaños
feliz, cumpleaños feliz
te deseamos abuelo, cumpleaños feliz…!
La mujer
de mi tío (el hijo pequeño de mi abuelo, y el de gustos más extravagantes), era
una imponente mulata brasileña, que en su juventud había sido vocalista de una
orquesta, y le cantó al viejo muy suavemente y con todo cariño:
¡Parabéns a você, nesta data querida, muitas felicidades!
¡Muitos anos de vida...!
Y yo, el nieto preferido, volviendo a mi niñez me
acordé de los Payasos de la Tele (Gaby,
Fofó, Miliki y Fofito) canté aquello que todos los niños de la época, nos
sabíamos tan bien, y que decía:
¡Feliz, feliz
en tu día, amiguito (lo cambié por abuelito) que Dios te bendiga…!
El abuelo pidió un deseo, apagó las velas (todas), después de quince intentos (en
principio le habíamos puesto una sola vela, pero él insistió en apagar las
cien) y dijo en voz alta, ¡ahora
empieza lo bueno!, y a continuación se murió.
¡Demasiadas velas para tan poco soplo!, pero
el viejo además de ser muy tozudo, también tenía muy mala hostia, y por eso
nadie se atrevió a llevarle la contraria. Además, para eso estaba mi tía
Enriqueta, que todo lo arreglaba, y antes del soplido asesino, dijo:
¡Dejarle que haga lo que quiera, un día es
un día, además es su cumpleaños!, y así fue, su último día y su último
cumpleaños.
Y la tía Enriqueta, que siempre tenía salida
para todo añadió, sin perder el buen estado de ánimo que siempre la caracterizó
(a pesar de las circunstancias del momento):
¡Bueno, a la edad que tenía el pobre, si no hubiera muerta soplando, lo habría hecho de un estornudo!
(O con un hueso de aceituna, eso lo pensé yo, pero no lo dije…).
El viejo siempre tuvo mucho sentido del humor (más negro que blanco, esa es la verdad), y lo mantuvo hasta el final (además el hombre murió feliz), y yo he heredado su humor (también negro), y en homenaje a él, les he contado esta pequeña historia.
¡Hurra por el abuelo! ¡Descanse en paz!
EPILOGO.
Y siempre una noche más, antes de despedirnos, queremos agradecer, como no podía ser de otra forma, a nuestro patrocinador principal Laboratorios Ilusión, la enorme confianza que han depositado en nosotros, ya que sin ellos este programa no podría existir.
¡Y recuerde que Laboratorios Ilusión trabaja siempre por su felicidad!
Con su amplia gama de productos, entre los que destaca:
El Elixir Vital. Simplemente, realizando enjuagues tres veces al día, desaparecerá por completo, el mal sabor de boca que deja la cotidiana maldad humana, que usted seguramente sufrirá en su trabajo diario, con ese jefe explotador que le exprime como a un limón, o quizá con ese compañero envidioso que procura ponerle la zancadilla siempre que puede, y también, por qué no, con esa secretaria medio ninfómana, con la que un día se le ocurrió ponerle los cuernos a su mujer, y que ahora le hace chantaje, si la deja, amenazándole, con que se lo contará todo a su señora esposa, en fin que el Elixir Vital de Laboratorios Ilusión solucionará por completo ese sabor agrio que se ha instalado en su paladar, y que desparecerá sin dejar rastro, dejando su aliento fresco, con un agradable sabor a piña salvaje del caribe.
Muchas gracias, buenas noches y felices sueños queridos radioyentes.
¡Y mañana más, y si se puede, mejor…!
La vida es un trayecto breve…, así qué, aprovecha el tiempo para sonreír.
FIN