"Historias en Terrícolandia: El terrícola insatisfecho" (III).
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Imágenes: Pixabay.
© Textos: Fran laviada 2022 (Todos los derechos reservados)
Capítulo 5
Cuando no entiendes nada, o casi nada de todo lo que rodea al mundo de la política en España, a uno no le queda más remedio que buscar respuestas, a la enorme cantidad de preguntas que día a día le van surgiendo, para tratar de comprender la realidad en la que vive, y aunque el futuro siempre es teórico, puesto que tan solo el presente existe de verdad (lo demás son milongas, cuentos chinos o mamonadas, a elegir) las dudas revolotean continuamente alrededor del cerebro, salvo en el de los que lo meten en el congelador de la nevera, y ahí se queda como una reliquia blanca en forma de diminuto, pétreo y níveo iceberg, que va transformando su apariencia hasta convertirse en un redondo bloque de hielo tamaño pelota de balonmano (excepto los “cabezones”, cuyo cerebro se asemeja al típico “balón de playa”, lo que de ningún modo quiere decir, que a mayor volumen de “tarro”, más inteligencia, ya que el tamaño, según para qué cosas, no siempre es determinante a la hora de valorarlo de forma positiva), y en estado vegetativo (quizá, no sea mala opción, eso de no pensar, por lo menos uno vive más tranquilo).
Y si no es así, es inevitable, que las dudas nos asalten (¡al abordaje!, en plan pirata) de forma permanente, y muchos (ingenuos) nos preguntamos, si otra forma de gobernar es posible, si las ideologías cerradas e intransigentes, seguirán intentando “comernos la cabeza”, y si algún día se terminará ese teatro continuo en el que de forma insistente y cansina, te quieren vender siempre la misma obra, en la que los protagonistas son los “buenos y los malos” (sin sitio para los intermedios, ni para colores raros o raritos), y hay que decidir siempre al lado de quién estás.
¡Ya está bien de rojos y azules, de blancos y negros, de indios y vaqueros, de constitucionalistas y radicales, y de hostias en vinagre!
Lo que queremos la gran mayoría de ciudadanos que estamos “asqueados”, de lo que vemos un día sí, y otro también (y no digo “todos”, porque hay quienes viven cojonudamente como croquetas rebozadas en el “pan rallado” de la estafa, la corrupción y los negocios fáciles y sucios), es saber, si algún día alguien podrá resolver nuestras dudas contestando a muchas preguntas que hasta el momento no tienen respuesta:
¿Nos quedaremos sin pensiones dentro de unos pocos años?
¿Alguien será capaz de poner freno a las ganancias ilimitadas de los bancos?
(Poco a poco se va consiguiendo,¡después de sangre, sudor y lágrimas!, demasiadas lágrimas, para que unos desalmados se hayan enriquecido a costa de los más vulnerables, ¡pero ojo!, no se puede bajar la guardia, todavía hay que seguir apretándoles el cinturón, e incluso el cuello, porque si los dejas, volverán a las andadas).
¿Seguirá aumentando en España el número de personas que no llegan a fin de mes?
¿Continuarán siendo los ricos, “más poderosos y egoístas”, y los pobres, “más desgraciados y hambrientos”?
¿Bajará alguna vez el paro por debajo de los tres millones de desocupados?
(A veces lo hace, pero tarde o temprano vuelve al mismo sitio, es como las dietas alimenticias con efecto Yoyó, adelgazas y luego vuelves a recuperar el peso perdido, incluso, acabas con más kilos de los que tenías cuando comenzaste a ponerte a régimen, es decir, gastas el dinero para ser más gordo de los que eras. ¡Acojonante!).
¿Seguirán subiéndose el sueldo los políticos?
¿Y los presidentes de consejos de administración y altos cargos de empresas públicas?
Y hablando de lo “público”. ¿Cuándo desaparecerán de una puñetera vez, todos esos organismos, direcciones generales y otro tipo de entidades oficiales (un auténtico “chiringuito de la inutilidad”) que cuestan a todos los españoles (que no se olvide nunca, somos nosotros quienes lo pagamos) millones de euros y que no sirven absolutamente para nada, excepto para mantener a desocupados inútiles con una buena “recomendación”?
¡El que tiene padrino, se bautiza!, y eso en España se lleva a rajatabla.
¿Los que encabezan la lista de defraudadores de Hacienda, seguirán tranquilamente en la calle?, y además, dando lecciones de honradez y moralidad al pueblo cuando salen por televisión haciendo apología de su honestidad (¡vaya morro!).
¿Y los que en su momento fueron presuntos “honorables” y cobraron comisiones hasta por respirar, seguirán felices y seguros en su “zona de confort”?
¿Y los que tienen grandes sumas de dinero en paraísos fiscales y en enormes lavadoras lavadoras que lo blanquean, podrán seguir durmiendo a “pierna suelta”?
¿Desaparecerán los corruptos, o todavía nos llevaremos muchas más sorpresas? ¿Más todavía?
¿Y los que dan ejemplo de moralidad, cuando con sus hechos demuestran que son unos indecentes?, por no decir otra cosa, cuando tantos casos de “abuso de menores”, tienen la misma matrícula, ya que vienen de idéntico lugar.
Y muchas más dudas, cuya lista sería interminable.
¿Tendrá Rappel la respuesta?
¿Aramis Fuster?
¿La Bruja Lola?
¡Lola hija, mira ver si les pones una
“velas negras” a todos estos que están
dejando el país como un solar!
Capítulo 6
Decía Camilo José Cela en su obra Café de Artistas, que las croquetas de bacalao se pegan mucho a la nuez, y la frase sirve de comparación para referirnos a esa clase de pelmazos que se arriman tanto uno, que no lo dejan ni respirar y que continuamente te dan la paliza, pues no paran de hablar y hablar, y cuya actividad verbal parece interminable, sin que asome en ellos ningún síntoma de agotamiento o hastío. La única intención que tienen es que los escuches, sin pararse a pensar, que a ti te importa un bledo lo que están diciendo.
Hay pues, que tomar las debidas precauciones para mantener lo más alejados que nos sea posible, a esa enorme cantidad de croquetas de bacalao que pululan alrededor nuestro, y que suponen una verdadera amenaza para nuestra integridad, ya que corremos el riesgo de que se atasquen nuestra garganta y acaben por asfixiarnos. Estos individuos tienen como único objetivo hacernos la vida mucho más aburrida e incluso insoportable de lo que a veces ya es sin incrementarla con añadidos extra, y mucho menos con croquetas, que se acumulen en nuestras vías respiratorias una detrás de otra, de la misma forma que vehículos en un embotellamiento de la siempre asfixiante operación retorno de las vacaciones de verano. Como si uno no tuviese suficiente con sus propias preocupaciones.
“El objetivo está claro: Hay que evitar
siempre que sea posible a todas
aquellas personas que nos hacen la vida
más anodina”.
Capítulo 7
Este personaje al que se hace referencia más adelante, no existe en la vida real, al menos con ese nombre, y que se sepa, no hay constancia de ello. Lo que sí es cierto es la forma de ser y actuar del tipo de persona que se menciona a continuación, y que se identifica por un determinado comportamiento en su vida social.
El nombre de Adolfiniano Estalino (ideal desde luego para un Dictador, cada cual que busque la semejanza que le inspire el apelativo, aunque no hay que pensar demasiado) es uno de tantos con los que se podría haber bautizado a la clase de individuo indicado aquí, y si da la casualidad (mucha tenía que ser) que entre nuestros amigos lectores se encuentra alguien con el mismo nombre, le agradecemos que no se enfade con esta pequeña historia, ya que simplemente se trata de una inofensiva coincidencia, aunque existe la casi completa seguridad, insistimos en ello, que no hay nadie en el mundo que se llame así, sin embargo, es evidente, que hay muchos (demasiados), que tienen vocación de Dictadores, sin que por ello, se dediquen necesariamente a la política, aunque este lugar, es sin duda, un terreno especialmente propicio, para que los aprendices imitadores de Hitler o de Stalin (por poner un ejemplo, ya que la lista de Demonios con rostro humano, sería interminable), encuentren un terreno fértil, para dar rienda a suelta a sus delirios de grandeza, mezclados con las ansias de poder y la falta de respeto más absoluto por la vida humana. Aunque, el personaje de esta historia no llega a tanto, ya que aquí de lo que se trata, es más de un asunto de comportamiento social, en el que la sangre no llega al río.
Nuestro particular Adolfiniano Estalino podría llamarse también, Liborio Empanado o Artemio Chancletas por poner algunos ejemplos más, y así podríamos seguir con una lista interminable de nombres y apellidos, pero creemos que el elegido, es el que mejor le encaja a su forma de ser y de actuar.
Esperamos igualmente que los Liborios o Artemios de apellidos coincidentes con los indicados, no se sientan de ninguna manera ofendidos, aunque insistimos en las pocas probabilidades que existen (salvo inesperada sorpresa), de apellidarse Empanado o Chancletas (¡ja, ja, ja...!, ¡perdón, pero no he podido evitar la risa!).
Efectuadas pues, las aclaraciones pertinentes, sigamos con el Adolfiniano Estalino de esta historia. Nuestro protagonista, para ir haciéndose una idea, es el típico personaje de esos que la gente cuando los conoce, dice que siempre quieren ser el niño en el bautizo, el novio en la boda, el guapo de la película e incluso exagerando un poco, el muerto en el entierro.
La gente como A.E. (de ahora en adelante pondremos tan solo las iniciales, para abreviar, y al mismo tiempo para no nombrar en exceso al personaje, además de no darle excesiva importancia, ya que no se la merece), en todo momento quieren ejercer de maestros permanentes para las personas de su entorno, incluso para las que no forman parte del mismo.
Individuos que se transforman con insistencia, en profesores de palabra fácil y oquedad intelectual manifiesta. Siempre predican un continuo y cansino adoctrinamiento, ya que su infalibilidad (ellos lo piensan así) al igual que la del Sumo Pontífice en Dogmas de Fe, es incuestionable.
A.E. y los que son como él, pertenecen a esa clase de gente que te dicen lo que has de hacer, pero luego, vemos con infinita sorpresa, que hacen lo contrario de lo que predican, es más o menos eso de:
¡Haz lo que yo te digo pero no lo que yo hago! igual que ese padre que llega borracho a casa y le da un enorme sermón a su hijo quinceañero, advirtiéndole de los enormes peligros del alcohol.
¿Cómo es posible tanta incongruencia?, pues así es.
Este tipo de individuos, pululan alrededor nuestro como una mosca revoloteando cerca de la miel. Siempre saben de todo, siempre estuvieron antes que tú en cualquier sitio y siempre quieren imponer sus ideas a los demás sin importarles el precio.
Los A.E. de turno, fingen que te escuchan cuando hablas, pero solo para disimular cuáles son sus verdaderas intenciones, ya que al final su ego es tan enorme y los devora de tal forma, que en todo momento tiene que prevalecer su YO por encima de cualquier otra cosa, circunstancia o persona que opine diferente a ellos (y si no es así, se enfadan, ¡pues que les den!).
Esta clase de personajes que amenazan nuestra vida diaria son fácilmente detectables, y hay un detalle que los identifica con absoluta claridad y los deja al descubierto, ya que son individuos que se crecen frente a las personas que ellos consideran inferiores, pero luego, vemos con enorme asombro que caminan de rodillas cuando conviven con gente que ellos creen superiores, e incluso se arrastran como cucarachas como si estuvieran totalmente poseídos por aquellos que tienen una elevada posición intelectual, económica o social, y de igual modo con los que son portadores de apellidos ilustres o conocidos, aunque su relevancia sea más propia del pasado, ya que en la actualidad no valen más que los Álvarez, Pérez o Rodríguez, por poner algunos ejemplos.
¡NO ME GUSTAN ABSOLUTAMENTE NADA LOS A.E.!
He tenido por desgracia, que enfrentarme a alguno de ellos para impedir que pusieran su pie encima de mi cabeza, y jamás he dejado que anularan mi independencia, ni manejaran a su antojo mi vida. Otras personas sin embargo y lamentablemente para ellas, han tenido que sufrirlos y vivir continuamente con dicionados por sus caprichos, si bien es cierto, que hay quienes merecen padecer de vez en cuando, como si fuera una gripe o un simple resfriado, a un A.E. en su existencia, ya que no hacen nada para evitarlo, tan solo callar y tragar, y eso en absoluto son opciones válidas, hay que enfrentarse a ellos, sin miedo y con decisión, hasta eliminar de nuestra sociedad este tipo de comportamientos que tratan de controlar de forma autoritaria la vida de las personas.
En muchas ocasiones, cuando se habla de Dictadores, solo nos acordamos de los dirigentes políticos de determinados países, con independencia del tipo de ideología que prediquen si es que en realidad tienen alguna, ya que generalmente quien encabeza una Dictadura, lo único que quiere es mandar e imponerse a los demás de cualquier forma (¡aquí se hace lo que digan mis cojones!), y cueste lo que cueste. Sin embargo, nos olvidamos de los A.E. que viven camuflados entre nosotros y que en cuanto pueden y ven el terreno abonado para actuar, ejercen como diminutos y patéticos dictadorzuelos de pacotilla, que entran con sigilo en nuestro entorno parapetados detrás de una bondadosa careta y disfrazados debajo de una inofensiva piel de cordero, con la única intención de ir poco a poco apoderándose de nuestra vida y acabar manejándonos a su capricho.
Sé de sobra cómo son los A.E. siguen ahí, quizá poseo un sexto sentido para detectarlos, o puede que tan solo sea intuición, aunque lo que deseo fervientemente es no volver a encontrarlos ¡NUNCA MÁS! el resto de mi vida, ya que, ¡NO LOS SOPORTO!
Un consejo: ¡A.E. si quieres dominar a alguien, cómprate una mascota!
Fran Laviada