"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (y VIII).

El contenido publicado a continuación pertenece al libro titulado “Superviviente en un planeta llamado Tierra” que forma parta la Trilogía Terrícola publicada en Amazon en el siguiente enlace:
Iremos publicando diariamente los diversos capítulos (o partes) de todos los libros que componen la Trilogía para que los lectores que nos sigan los puedan leer de forma gratuita. Para aquellos que les guste el contenido de lo que publicamos y prefieran adquirir el libro para no tener que esperar a leerlo por capítulos (o partes) pueden hacerlo en los siguientes enlaces:
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Imágenes: Pixabay.
© Textos: Fran laviada 2022 (Todos los derechos reservados)
Capítulo 40
La vida del ser humano es como el cine y cada persona debe de ejercer de guionista, intérprete y director de su propia película, aunque eso, lleva a algunos a la confusión, ya que su exceso de ambición hace que quieran abarcar demasiado y meten en la boca más cantidad de lo que pueden llegar a masticar, y esto sucede cuando algunos pretenden interpretar varios papeles al mismo tiempo e incluso, quieren ser siempre los protagonistas de la historia, sin dejar sitio para los demás.
Capítulo 41
No es asunto de nadie meterse a juzgar la forma de vida de los demás, de la misma manera, que a nadie le gusta, que otros metan las narices en su vida. Por lo tanto, que cada cual procure tener en orden sus asuntos, y su casa limpia, porque resulta bastante incongruente, que algunos vean suciedad donde vive su vecino, pero no se den cuenta de que tienen su suelo lleno de porquería, incluso, en algunos casos concretos, los hay que nadan en basura.
Capítulo 42
No es cierto eso tan utilizado, que dice que quien calla otorga. Permanecer en silencio, también significa, que quien calla, no tiene ganas de discutir, o le falta en un momento dado, la energía necesaria para hacerlo, o no quiere malgastarla, o le importa un pimiento lo que dice la persona que tiene enfrente, y no merece la pena realizar el esfuerzo, aunque sea insignificante, de abrir la boca para responder.
Capítulo 43
Tu espacio existencial se puede reducir tanto, que llega un día, en el que acabas desplazándote por tu hogar-prisión, como si fueras un convicto, y cada día te levantas con la opresiva sensación de que nada va a cambiar, de que todo va a seguir siendo igual. Todo se repite, nada cambia. La rutina te va poco a poco devorando, hasta acabar contigo, el tiempo que tarde, dependerá de tu resistencia, aunque puede que llegues a un punto que aun sabiendo que sigues vivo, te sientes muerto.
Capítulo 44
Existen muchos momentos a lo largo de la vida, en los que la verdad de las cosas, está más cerca de nosotros de lo que pensamos, lo que sucede es que en la mayoría de las ocasiones, no estamos acertados a la hora de buscarla, incluso hay situaciones en las que estamos tan ciegos, que tenemos delante de nuestras mismísimas narices lo que buscamos, pero somos incapaces de verlo.
Quizá haya llegado el momento de ir al oculista, puede que sea necesario comenzar a usar gafas, o incluso, algo más simple, que consiste en quitarse la venda de los ojos.
Capítulo 45
Vivir en sociedad puede resultar en ocasiones, muy complicado, ya que, unos no encajan en la horma convencional del modelo de zapato establecido, son los “inadaptados”, a otros no les gusta ese trasiego agotador de ir de aquí para allá, haciendo equilibrios o utilizando disfraces, son los “autoexcluidos”, y luego están, los que somos ambas cosas a la vez, aunque eso, no es ni bueno, ni malo, tan solo diferente.
Capítulo 46
La capacidad que en muchas ocasiones, tienen los seres humanos para soportar toda clase de sufrimientos y adversidades, se escapa a todo lo comprensible, y de la misma forma, la maldad que también tienen otras personas (por llamarlas de alguna manera), queda fuera de la capacidad de asimilación del cerebro, de cualquier individuo que se considere poseedor de un mínimo de decencia.
Capítulo 47
Existe una especie de amor “peliculero”, que se mezcla con la vida real, y que por supuesto, está excesivamente valorado. Es como el marisco en Navidad, que sin saber cuál es el motivo, triplica su precio.
Existe una manera de ser generoso de verdad, aquella que consiste en dar algo que nos hace falta, pero así y todo, somos capaces de desprendernos de ello, porque hay alguien que lo necesita más que nosotros.
También existen muchas cosas más, pero lo dejaremos para otro día, si tenemos tiempo, porque la vida pasa tan rápido, que nunca se sabe…
Capítulo 48
Hay personas que al principio, cuando son todavía jóvenes, se quieren comer el mundo, y lo devoran con insaciable apetito, pero al final, y después de tantos años tragando, acaban muriendo empachados.
Hay personas, que de forma equivocada, se plantean sus relaciones amorosas haciendo especial insistencia, en que su pareja les considere más necesarios que queridos.
Hay que buscar continuamente el verdadero camino de la vida, aunque muchas veces nos equivocamos de dirección e iniciamos recorridos que no nos llevan a ninguna parte, y lo peor, es que seguimos insistiendo en transitar por ellos.
Hay que darse cuenta, que a lo largo de nuestra vida, y ante situaciones complicadas, nos paraliza más el miedo a que nos pueda ocurrir algo malo, que
el resultado dañino de lo que suceda.
Capítulo 49
¿Qué es la felicidad?
Pueden ser tantas cosas, y ninguna. Puede tener tantos significados complicados, o solo uno muy simple. ¿Quién lo sabe? Tal vez pueda ser, sencillamente, vivir tranquilo, sin sobresaltos, sin ansiedades, quizá disfrutando de una reparadora soledad conscientemente elegida, para que la lejanía sirva de efecto aislante, y uno se pueda sentir siempre seguro ante la amenaza que supone, el egoísmo del prójimo.
Capítulo 50
Nos ponemos a la defensiva cuando sentimos que nuestra confortable vida cotidiana está amenazada, y es bueno estar en guardia ante lo que pueda suceder, sin embargo, el fallo es que muchas veces el sentimiento de amenaza, no tiene argumentos ni lógica para considerarlo como tal, pero hace que tengamos que estar continuamente en un estado de excesiva alteración, que no es nada beneficioso para nuestra salud mental.
Capítulo 51
Si estás seguro de ir en la dirección que libremente has elegido no importa nada, que los demás vayan en la dirección contraria como un disciplinado rebaño. La mayoría, por el hecho de serlo, no tiene garantizada la exclusividad de la razón, aunque algunos (o muchos) ignorantes así lo crean, algo que sin duda alguna, se pone de manifiesto en gran número de ocasiones, ¿o acaso no se equivocan una y otra vez, miles y miles de moscas, cuando se dirigen directamente y a toda prisa, hacia la mierda?
Capítulo 52
Siento el miedo que vive dentro de mí, que muchas veces me inmoviliza como un dardo paralizante, y otras me ciega poco a poco, cubriendo todo mi ser con un manto invisible que primero, tan solo me permite distinguir sombras, y luego me ciega por completo, mientras se apodera de mí una sensación muy desagradable, un vértigo infinito y un malestar en el alma, porque no es algo físico, y me veo incapaz de combatirlo, de hacerle frente, hasta que por fin la luz liberadora de la mañana, me despierta y me salva una vez más, de ese sueño convertido en pesadilla que tantas noches me acosa como un lobo salvaje. Y siempre me hago la firme promesa, cada vez que un nuevo día de mi vida comienza, que ¡jamás voy a permitir que ese miedo soñado, pueda hacerse dueño de mi existencia cuando estoy despierto!
Capítulo 53
Sin darnos cuenta, o siendo conscientes de ello, muchas veces vivimos en un miedo irreal, que nosotros mismos provocamos con cansina laboriosidad (aunque no sea intencionadamente, salvo quien disfrute con su propio dolor), cuando volvemos al pasado y giramos nuestra vista hacia atrás, a pesar de que eso nos duela demasiado, o imaginamos un mañana que nos agobia en exceso, porque se nos presenta embarazado de incógnitas, que somos incapaces de resolver, y en nuestro error no nos damos cuenta, que muchas veces tratamos de resolver problemas que no existen.
Capítulo 54
La mejor ayuda que se le puede ofrecer al prójimo, es aquella que se lleva a cabo, sin esperar nada a cambio. También existe la opción de hacerlo para obtener algo (hay que tener cuidado con ese tipo de “ayudas interesadas”), o simplemente “pasar” (cada cual que se arregle con su conciencia), eso es una decisión personal de cada individuo, aunque si uno es coherente, no puede esperar la ayuda de los demás cuando lo necesita, y por el contrario, no “echarle una mano al vecino”, cuando es él, quien tiene problemas.
Ya decía Confucio, aquello de que:
“El verdadero caballero es el que solo predica lo que practica”.
Capítulo 55
La energía que las personas emplean en flagelarse (¡qué esfuerzo tan inútil!) mentalmente, sería mucho mejor utilizarla para ayudar a los demás, con ello evitaríamos causarnos a nosotros mismos un dolor innecesario y al mismo tiempo disfrutar de la satisfacción que supone echarle una mano al prójimo.
Ayudar al que lo necesita, proteger al débil o ser empático con el vecino, no siempre está al alcance de nuestra capacidad como seres humanos, aunque si uno se lo propone, y en la medida de sus posibilidades, siempre hay momentos en los que cada cual puede aportar su “granito de arena” a la buena causa de la solidaridad.
Capítulo 56
Necesito respuestas (a veces creo que muchas, o no, tampoco estoy muy seguro), a mis preguntas, aunque hay momentos en los que pienso, que igual es posible, por esas cosas misteriosas que tiene la vida (ayudada un poco por la buena suerte), que me sorprenda, regalándome la estimulante claridad de un día de sol espléndido, que me ilumine con la fuerza de un potente reflector, para que en ese preciso y único instante, consiga con una sola respuesta que todas mis dudas se aclaren, sin que el sabor amargo del fracaso sea lo único que me acompañe al otro barrio, viaje que no tengo ninguna prisa en realizar, dicho sea de paso.
Y una vez que todo, desde el día en que nací, y hasta el momento presente, tenga sentido, espero que se cierre el círculo, después de haber realizado un recorrido agotador, alimentado por miles y miles de vueltas, hasta que por fin el punto de partida y la línea de meta se unan, en un solo inicio, para comenzar otra vez a caminar, pero dibujando un círculo mayor con la motivación de disfrutar de un recorrido diferente, que al mismo tiempo, me permita saborear un nuevo paisaje, y eso signifique una potente motivación que me estimule para seguir hacia adelante.
Capítulo 57
“Lo que HAY es lo que HAY”
Hay que enfrentarse siempre a los problemas con la valentía necesaria para tratar de solucionarlos, pero luchar inútilmente contra lo que ya no tiene remedio, es una total pérdida de energía y tiempo.
Hay que evitar que la religión (la que sea, y por mucha fe que uno tenga en sus creencias), sea utilizada para hacer que el ser humano se sienta culpable, ya que ese es el camino perfecto, para meter el miedo en el cuerpo a las personas, sin duda el mejor de los métodos, para poder controlarlas.
Hay que intentar ser educado en todo momento con las personas con las que convivimos, pero utilizar la amabilidad con aquellas que carecen de educación, es darles algo, que de ningún modo merecen.
Hay que tener mucho cuidado con los disparos al corazón, sobre todo con los que no llevan bala, que suelen dejar peores heridas, que las que produce el plomo.
Hay que procurar no cargar a los demás con nuestro saco lleno de problemas, sobre todo, si no queremos que ellos hagan lo mismo con nosotros. Además, se puede dar el caso doblemente negativo, de que en ocasiones, uno acaba cargando con los dos sacos, el propio y el ajeno.
Hay que rebelarse siempre, contra el poder establecido cuando te quiere pisotear. No se puede esperar nunca, a que este, sea injusto, porque entonces ya será muy tarde para poder combatirlo. Si te duermes te acabará aplastando.
Hay que tratar con respeto a todos aquellos que se comportan con uno de igual forma, e ignorar siempre a los que pretenden en todo momento hacer que te sientas mal, a esos, ni caso, aunque mejor sería decir: ¡NI PUTO CASO!
Hay quienes a lo largo de su vida, se han propuesto “no dar un palo al agua”, y al final lo consiguen, y lo sorprendente, es que además viven estupendamente. Otros se pasan la vida trabajando, y están completamente rodeados de miseria y privaciones. Es lo que hay, aunque sea muy injusto.
Hay quienes a simple vista se muestran como individuos en apariencia inofensivos, cuando en realidad tienen mucho más peligro que un cocodrilo africano para las mujeres, que a diario no tienen más remedio que hacer su colada a la orilla del río.
Hay quienes callan, pero no hablar, no quiere decir que estén de acuerdo con lo que escuchan, tan solo, que han decidido quedarse en silencio.
Hay quienes necesitan estar siempre con otras personas, pero la causa, no es porque no sepan adaptarse a la soledad, el verdadero motivo, es porque son incapaces de convivir solo con ellos mismos, ya que no se soportan.
Hay quienes no se pueden quejar de estar de forma permanente supeditados a los demás, ya que mientras no se hagan cargo de sí mismos, serán toda su vida dependientes de otros.
Hay quienes se pasan toda su vida buscando lo que no necesitan, cuando lo encuentran se hacen adictos a lo que sea que han descubierto, y cuando eso les falta, lo echan de menos, o en el peor de los casos, no pueden vivir sin ello.
Hay quienes utilizan un ventilador para mandar el polvo de su casa al vecino, pero suelen ser tan torpes que lo ponen al revés y la porquería vuelve de nuevo a ellos.
Hay quienes, no tienen el más mínimo sentido del pudor, y venden en directo todo lo relacionado con su vida privada que les pueda reportar un sustancioso beneficio. Lo malo no es eso, lo que de verdad resulta lamentable, es que lo que cuentan algunos, en referencia a su intimidad, produce auténtico asco.
Hay preguntas que no nos gusta responder, porque nos resultan incómodas, y porque no tenemos respuestas para ellas, pero en muchas ocasiones, lo que de verdad nos irrita, más que la pregunta en sí, es quien nos la hace.
Hay muchos recuerdos que de tanto saborearlos y relamerse con ellos, llega un momento, que empalagan, y lo mejor para eliminar de una vez su dulzona memoria, es subir al puente más alto y arrojarlos atados al peso del olvido, para que descansen para siempre en el fondo del río, y mucho mejor, si la corriente los lleva lo más lejos posible de nuestro lado.
Hay tantas cosas que podría contarte sobre mí, que mejor esperamos a mañana, porque si te las cuento todas de golpe, nuestra relación quizás sería demasiado breve (le dije una vez a una chica).
Hay tantas cosas repugnantes, que impiden que se me levante, que solo de pensar en ello, hace que corra el riesgo de que mi flacidez se convierta en crónica.
Hay parejas tan diametralmente opuestas, que nadie, ni los más optimistas, confían en que duren mucho tiempo, al final, pasan los años, y las dos personas siguen juntas, como si un indestructible pegamento las uniese de por vida.
Son los misterios de la existencia humana.
¿Quién sabe de verdad lo que se cuece en el cerebro de cada persona?
¡Y HAY tantas cosas más, que se harían falta muchos libros para escribirlas todas, pero tiempo, es lo que no HAY para ello!
El corazón de un sobreviviente es como
una campana de cristal con una
pequeña grieta: ya no resuena.
(Fred Wander)
Contemplé las estrellas,
agradecido, triste y orgulloso, como tan
solo puede estarlo un hombre que ha
sobrevivido a su destino y se da cuenta
de que todavía puede forjarse otro.
(Roger Zelazny)
El primer deber de un hombre es
conservar la propia vida. Después viene
eso que todo el mundo llama el honor.
(Mario Puzo)
FIN
(De la segunda parte de la Trilogía)
¡Si te gustó lo que has leído, te animamos a leer la tercera y última parte!
“El asfixiante globo terráqueo”