El ingenuo soñador (y XX).
septiembre 24, 2019, 12:00,
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Las palabras se las lleva el viento,
y las huecas con más rapidez.
El fuego consume la madera hasta dejarla en ceniza.
Igual que la maquinaria devoradora de la existencia exprime al ser humano, hasta llevarlo a la vejez y finalmente a la tumba.
El pez grande siempre se come al chico, de la misma forma que el poderoso pisotea al débil cuando este se atreve a hacerle frente.
Y el, a veces turbulento río de la vida, arrastra en su corriente las ilusiones del pobrecito infeliz, al que un día los vendedores de humo, también llamados falsos profetas, le prometieron un paraíso de fantasía, ese maravilloso edén, al que nunca va a conseguir llegar por mucho que lo intente.
Fran Laviada