"Historias en Terrícolandia: Superviviente en un Planeta llamado Tierra" (V).

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Imágenes: Pixabay.
© Textos: Fran laviada 2022 (Todos los derechos reservados)
Capítulo 14
Estoy encantado de haberme conocido. ¡Sí, digo bien, de haberme conocido! Y no digo de haberte conocido. Si no de haberme conocido a mí. ¡A mí mismo! Me vas a perdonar, pero ahora me importa más el Mí que el Ti En otro momento hablaremos de ti. De tus deseos, de tus ilusiones, de tus metas. Pero ahora el que importa soy yo. No pienses que soy un egoísta. Aunque en un momento dado si puedo parecerlo.Nadie es perfecto, y yo no soy la excepción.
¡Perdona, si quiero ser hoy el protagonista de la historia! Pero no lo voy a negar, así es. Hoy quiero hablar de mí. Aunque sin extenderme, ni “colgarme medallas”.
No se trata tampoco de cansar al personal. Ni de ser pesado ni aburrido. Y mucho menos de resultar pedante.Que es lo que les ocurre, a los que hablan mucho de ellos mismos. Esos del Yo, Yo, Yo y solamente Yo. Tampoco hace falta eso. ¡Tan solo quiero decir que estoy contento de haberme conocido! Y eso no es nada fácil, ¿sabes? Puede que tú todavía no te hayas conocido a ti mismo. Es probable que todavía no te mires lo suficiente en el espejo. Y quizá cuando lo hagas, la imagen que veas sea la de un extraño.Tendrás que seguir intentándolo.
Yo he gastado muchos espejos de tanto mirarme. Y también he roto algunos. Incluso, un par de ellos salieron volando por la ventana. Muchas veces no me gustaba lo que veía. Otras la nitidez de la imagen reflejada en el cristal era demasiado cruda. Y para qué engañarnos, más de una vez, lo que vi me resultó insoportable. No aparecía lo que de verdad quería ver. Y el espejo nunca engaña, siempre te dice la verdad. Seguro que si pones empeño en ello, al final conseguirás verte realmente como eres.
Y te pasará lo mismo que a mí, que estarás contento de haberte conocido. ¡Por fin!. De saber de verdad como eres. Y la alegría, no debe de ser porque lo que veas te guste. Porque quizás no sea así. Tu satisfacción debe de ser, cuando por fin consigues ver la realidad. Si tienes un grano y no lo encuentras, tendrás que seguir mirando. Pero, si lo ves, aunque no sea una imagen agradable, ¡enhorabuena! Sabes que lo tienes. Eres consciente de ello. Ahora si quieres que el grano desaparezca, ya depende de ti.
Tendrás que seguir el procedimiento adecuado. A todos nos lleva tiempo conocernos a nosotros mismos. Algunos no se conocen jamás. Quizás es que no lo han intentado con todas sus fuerzas. También puede ser un problema de miopía, ¿incurable? Lo raro es que nunca ven el grano en su cara. Sin embargo, ven todos los granos posibles en el rostro de los demás. Por lo que a mí respecta vuelvo a decir que: ¡Me resulta estupendo haberme conocido!
A pesar de que tengo granos en la cara. Sé exactamente dónde están y cuantos tengo. Aunque cada día que pasa, aparecen unos nuevos. Y desaparecen otros. El remedio siempre está en la pomada que apliques según la necesidad del momento. Debe ser la indicada, en su dosis justa y extenderla correctamente en la zona adecuada. ¡Por eso, estoy encantado de haberme conocido! ¿Y tú?
Todos tenemos granos en la cara, unos más que otros, pero granos al fin y al cabo. Y los granos, tanto los propios como los ajenos no son agradables de ver, pero están ahí. Y en mi caso lo que más curioso me resulta, es que ahora que veo todos mis granos, tengo menos que cuando no veía ninguno, y sin embargo tenía la cara llena de ellos.
Capítulo 15
Supongamos que soy un hombre, un macho, aunque también puedo ser una mujer, una fémina, en todo caso soy un individuo que piensa, que siente, que me rasco, que dudo y que como todos los individuos más o menos normales tengo las necesidades normales de cualquier ser humano normal.
Si fuera mujer podría llamarme por ejemplo Dolores López o Mónica Rodríguez, quizás Lucía García, pero no, rima con el apellido y no me gusta mucho, prefiero Sandra Avellaneda, creo que suena más rotundo y me da sensación de tía buena, por lo menos a mí me lo parece, aunque pensándolo bien creo que voy a adoptar un nombre masculino, por ejemplo Ángel Huerta, aunque suena un poco celestial por una parte y campesino por otra, quizás, Manuel Díaz, aunque me parece demasiado básico y huele a torero, hay tantos nombres que podría escoger, porque aquí el que decide como me voy a llamar soy yoy solamente yo, que para eso soy el autor y no tengo que ceñirme a ningún guión , tampoco admito imposiciones de nadie, incluso también pienso que el nombre no es demasiado importante lo que cuentan son las ideas ¿verdad?
Creo que ya lo tengo, he decidido llamarme Pablo Arilla, pero les prohíbo que hagan rimas fáciles con mi apellido, que sí zapatilla, ladilla, hebilla, maravilla, ytodos los “illa” que se les ocurra.
Ahora que ya saben ustedes como me llamo, puedo empezar a contarles lo que pienso de tantas y tantas cosas que me pasan por la cabeza que serían bastante largo de detallar, así que prefiero que lo vayan descubriendo poco a poco. Posiblemente no me conozcan nunca personalmente pero bueno, eso es lo de menos, no es relevante ni importante, soy un ser humano como tantos y tantos que van y vienen, que se paran de repente y que de igual forma se ponen a correr. Un ser humano con los mismos miedos, inseguridades, frustraciones, alegrías, tristezas, decepciones y un sinfín de defectos y también virtudes, porque no decirlo, que todos ustedes.
Capítulo 16
A veces la solución a un problema que nos está agobiando profundamente, y amenaza incluso a nuestro equilibrio mental, es más sencilla de lo que pensamos, pero no nos damos cuenta, ya que nuestro cerebro se encuentra bloqueado porque hemos realizado un planteamiento totalmente negativo de la situación, y claro, así es imposible, y hay momentos en nuestra vida de tanta ceguera (y la peor es la del que no quiere ver) mental, que seríamos incapaces de dar con el resultado de una simple suma. Es como andar a tientas en la oscuridad de una habitación, cuando lo fácil sería darle al interruptor de la luz, o simplemente subir la persiana.
Capítulo 17
Cuando no necesitas hacer preguntas, puede ser debido a creer, que eres un iluminado que ya lo sabe todo (hay muchos por ahí, que están convencidos de ello), o simplemente es que piensas que tienes en tu poder todas las respuestas que necesitas, para seguir viviendo y mantener el equilibrio imprescindible para que tu existencia no transcurra por el camino de la inestabilidad y de la permanente y dañina preocupación. Sin embargo, siempre te quedará una última pregunta que hacer y de su respuesta, saldrá otra pregunta y así sucesivamente. Y es que la vida, es una duda eterna, que una y otra vez te hace estar en permanente estado de interrogación.
Capítulo 18
No cabe duda alguna, que los buenos ejemplos, siempre son un excelente recurso para utilizar en determinados momentos, en los que la vida, no nos trata demasiado bien, cuando todo se complica, y eso nos hace entrar, en un callejón sin salida (o con ella, pero que nosotros somos incapaces de ver), de ahí que sea muy importante comprobar como otras personas, afrontan sus mie-
dos, y vencen sus dificultades, incluso ante pruebas terribles con los que una caprichosa existencia, castiga a muchos a lo largo de su recorrido terrenal, torpedeando incesantemente sus pasos, y a pesar de ello, salen adelante, siguen su camino, incluso sin perder nunca su sentido del humor y con una sonrisa en los labios, como imborrable y permanente tarjeta de visita, que sin duda alguna ha de servir de ejemplo y estímulo para el resto de las personas.
Capítulo 19
El buen detective, es aquel individuo, que siempre es capaz de descubrir en su interior, lo que jamás encontrará fuera de sí mismo, por mucho que se empeñe en buscarlo. Y para ser bueno investigando, no hace falta ser muy listo (tampoco tonto del culo), tan solo tener la suficiente sensibilidad, y el conocimiento necesario para darse cuenta, que aquello buscado con tanta insistencia, y que a muchos les lleva toda la vida encontrar (o nunca), siempre suele estar más cerca de lo que suponemos.
Algo que sin lugar a dudas ayuda mucho para lograr una buena investigación, son el olfato y el instinto, aunque por desgracia son dos cualidades, que al igual que la inteligencia, no se venden en el supermercado.
Capítulo 20
El exceso de ambición (tantas veces desmedida) es lo que lleva a muchas personas a vivir en un nivel de insatisfacción permanente, que puede durar incluso, toda la vida. Por eso, hay que saber siempre amoldarse a las circunstancias del día a día que nos ha tocado vivir, y eso no significa resignarse, abandonando la lucha por los objetivos que uno pretende conseguir, tan solo es encajar de forma adecuada, en los momentos que la existencia nos presenta, es decir, saber cabalgar la ola, y no ir de cabeza contra ella.
Y eso tampoco quiere decir, que haya que resignarse a la desgracia, pero hemos de tener en todo momento capacidad de adaptación, para que la lava del volcán no nos arrolle, y sobre todo, que la imaginación no nos engañe, y eso nos lleve a pretender lograr cosas imposibles, que irremediablemente, van a aumentar nuestros niveles de frustración. Siempre es bueno soñar, y de hecho es sano hacerlo, pero siempre con los pies en el suelo, porque si uno vuela demasiado alto, quizá se pierda, y no encuentre el camino de vuelta a la realidad.
¡Con una caña, podemos pescar un salmón, pero nunca una ballena!
Fran Laviada