"Historias en Terrícolandia: El asfixiante globo terráqueo (y III)".


El contenido publicado a continuación pertenece al libro titulado “El asfixiante globo terráqueo” que forma parta la Trilogía Terrícola publicada en Amazon en el siguiente enlace:
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Imágenes: Pixabay.
© Textos: Fran laviada 2022 (Todos los derechos reservados)
Capítulo 8
Son muchos los momentos en los que el ser humano experimenta a lo largo de su vida, una sensación que le hace sentirse completamente vacío, como si en su interior, tan solo existiera la nada más absoluta. Y el intento de llenar esa especie de hueco desierto y a la vez desaprovechado, resulta inútil, a pesar de emplear en ello la mejor de las voluntades y el mayor de los esfuerzos.
Quizá ante esto, puede resultar acertado hacer caso a las enseñanzas budistas, que nos permiten encontrar la explicación más adecuada al problema, y al mismo tiempo conseguir la tranquilidad necesaria para poder asimilar de manera natural, las circunstancias existenciales que nos afectan.
“El Sutra del Corazón”, que es uno de los textos más conocidos del Budismo, y a la vez de los más antiguos, dicen que “vacío es forma, y forma es vacío”, que viene a ser algo parecido a que la esencia de todas las cosas es el vacío, o al menos así se puede interpretar por los que admiramos la Filosofía Budista, aunque seamos unos grandes desconocedores de la misma, sobre todo en cuanto a la profundidad de sus contenidos.
Quedamos pues, algo más tranquilos en nuestra infructuosa labor de llenado.
Capítulo 9
Decía el conocido psicólogo y pedagogo Bernabé Tierno en su estupendo libro “Optimismo Vital”, que existen dos clases de personas, por un lado aquellas que transmiten energía positiva y que él llama Personas Medicina y las que son todo lo contrario, a las que el autor se refiere como Personas Tóxicas.
La denominación nos parece perfecta para calificar a los individuos que se encuentran en un grupo o en el otro.
Hay personas que están continuamente al Sol, que cargan la pila de su existencia con positividad permanente, con energía constructiva, están siempre al lado de la luz y su mente rebosa optimismo por todos los poros de su piel. Viven siempre en el HOY, y no se dejan atormentar por los descalabros que han tenido en un pasado que ya no existe.
Tampoco se preocupan en exceso de un incierto futuro que todavía no ha llegado y saben disfrutar del momento con lo poco o mucho que cada nuevo día les trae.
Las personas Soleadas, son las que saben tomar las riendas de su vida, se construyen a sí mismas, es decir, son los auténticos arquitectos de su existencia. Como vulgarmente se dice, transmiten buen rollo. Son amigables y saben animar a su entorno cuando la situación lo requiere, procurando mejorar el bienestar de aquellos que les rodean. Saben transformar sus experiencias desfavorables en lecciones provechosas para que les sirvan de permanente aprendizaje, y de esa forma no tropezar dos veces con la misma piedra, aunque es bien cierto, que este es un objetivo complicado que no siempre se consigue alcanzar, pues de sobra es conocido que el ser humano se golpea muchas veces con el mismo obstáculo, quizá demasiadas, antes de darse cuenta y asumir sus errores y torpezas, para tratar de evitarlos en la medida de lo posible. Y eso en el mejor de los casos, ya que hay personas que viven en la equivocación permanente, e incluso la han adoptado como forma de vida.
La gente que vive al Sol, siempre está dispuesta a sumar, animar, crear y crecer.
Del otro lado tenemos a las personas que viven siempre debajo de la Nube, en esa especie de semi-oscuridad permanente, que solo ven el color gris, y eso, en el mejor de los casos, pues hay gente que desarrolla su vida casi de forma continua, envuelta en una especie de manto cuyo principal protagonista es el negro, para su desgracia y la de quienes conviven con ellos.
Los Nubosos a diferencia de los Soleados, transmiten de forma continua energía negativa. Viven anclados en el NO más inflexible, y su existencia es un estado de frecuente malestar ya que se sienten desgraciados, se quejan continuamente de todo y se desenvuelven en una situación que se caracteriza la mayoría de las veces por la angustia y la frustración.
Los que tienen a las Nubes (mejor sería decir “nubarrones”) por techo, son personas que probablemente han dejado de controlar sus vidas, ya que la han puesto en manos de otros, ya sea por falta de personalidad, de iniciativa o de capacidad, e incluso por ser en exceso cómodos. Lo que sí está claro, es que no ejercen de albañiles a la hora de ir poco a poco, día tras día, colocando los ladrillos del edificio de su vida.
Si se vive envuelto en lo negativo es más fácil que las tendencias de tipo destructivo aparezcan y quienes han hecho de su vida un terreno abonado al signo menos, tienen todas las papeletas para desarrollar situaciones conflictivas con las demás personas, en especial con las más cercanas a ellos e incluso consigo mismos.
La vida del lado de la Nube, es un ejercicio continuo de quitar y no añadir nunca. Siempre de restar sin descanso. Los pensamientos se vuelven oscuros como la propia existencia de quienes viven así.
Y al final nos damos cuenta de que tanto los unos como los otros, ya sean los que viven al lado de la claridad cobijados por el acogedor calor del Sol, como los que se refugian bajo la tristeza de tener siempre las Nubes por sombrero, solamente se diferencian en una cosa, que es su forma de pensar.
Nota.- Cuando hablamos de personas, las verdades absolutas no existen, y por eso hay también individuos que viven pasando continuamente de un lado a otro, unas veces están al Sol y otras debajo de las Nubes. Lo importante es que se den cuenta de qué lugar les beneficia más, en qué sitio son más felices y a partir de ahí sepan elegir con sabiduría, que en estos casos es una virtud fundamental para saber huir de lo que en verdad nos amarga la existencia y nos hace ser desgraciados.
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado”
(BUDA)
Capítulo 10
La anestesia ante el dolor (más espiritual que físico), debe de salir siempre de nuestro interior, ya que, caer en el uso (y abuso) habitual de diversos elementos calmantes, a la vez que artificiales, acabará creando, sobre todo en aquellos mentalmente más débiles (o especialmente sensibles a los reveses implacables de la adversidad), una adicción profunda, que terminará convirtiendo a la persona en esclavo de su (supuesta) medicina.
Lo que en principio parecía ser el remedio mágico e infalible, se convierte irremediablemente en el problema, una vez transcurrido el tiempo, y en muchas ocasiones se transforma por desgracia, en un asunto complicado y de muy difícil solución.
Capítulo 11
No cabe duda alguna, que lo único real que existe en la vida del ser humano, es el presente, el hoy, ayer ya pasó, y mañana no llegó. No obstante, siempre que nuestras emociones se canalicen de forma positiva, podemos echarle una mirada de reojo al pasado, o dirigir la vista a lo lejos para ver lo que el futuro nos puede deparar, con un enfoque real, pero siempre bajo la bandera del optimismo, ya que lo uno en absoluto está reñido con lo otro, y si así los hacemos, estamos nutriendo a nuestro cerebro con una alimentación sana, y no con comida basura, que es aquella que nos sirve de alimento cuando abrazamos al muñeco de la negatividad.
Si centramos nuestras emociones, por ejemplo, en el mundo de la actividad física y el deporte, porque somos practicantes habituales de ejercicio en sus diversas formas (como es el caso de quien escribe), podríamos establecer el pasado y el futuro con el siguiente enfoque positivo en cada caso.
Emociones de Ayer: Aquí podríamos referirnos a la satisfacción de haber conseguido un objetivo personal, como puede ser, haberse recuperado de una lesión después de muchos meses de inactividad, a base de constancia y sacrificio, trabajando en un determinado programa de recuperación.
Emociones de Mañana: En este caso, el ejemplo a aplicar, puede ser el de ese corredor que afronta su primera carrera de Maratón, esos 42 kilómetros y pico, que el deportista se ha propuesto recorrer, y para los cuales se ha de preparar afrontando el reto con gran optimismo y enorme autoconfianza.
Nos queda por último, lo que estamos viviendo en el momento, el aquí y ahora. La realidad de la vida diaria. Lo que existe, que en definitiva, es lo único verdadero.
Emociones de Hoy: Aquí el enfoque podemos hacerlo sobre un deportista aficionado que todos los días se entrena por su cuenta, ya sea, correr, nadar o patinar, por citar algunos ejemplos, y afronta es trabajo físico diario con un gran entusiasmo y con la satisfacción que le produce hacer deporte, aunque esto suponga siempre un gran esfuerzo y sacrificio.
En definitiva, el objetivo, es canalizar las emociones siempre de forma positiva, tanto las que estamos viviendo en el momento, que son las más importantes obviamente, como las que hemos vivido y las que pueden venir, si las esperamos con una buena predisposición anímica, y para todas nos apoyamos en conceptos como satisfacción, optimismo, autoconfianza, entusiasmo, y muchos otros similares que pertenece a la familia del vivir siempre en positivo.
Capítulo 12
En la vida real casi siempre aparece el tocapelotas de turno, también conocido como rompehuevos, que de pronto interrumpe el mejor momento del día de alguien, alterando esos instantes de tranquilidad, tan escasos y a la vez, de tanto valor para quien tiene la suerte de disfrutarlos, para contarle una estupidez o simplemente para soplarle al oído, el último chisme de moda.
En los sueños, sucede algo muy parecido, cuando el maldito despertador suena (algo que en ocasiones resulta auténticamente insoportable, sobre todo, cuando alguien está de “resaca”) siempre fastidiando la mejor de las fantasías, esas en las que uno se encuentra en una paradisíaca isla (da igual su ubicación en el mapa, pero cuanto más lejos mejor), acompañado por un grupito de rubias y morenas, y de cualquier raza, todas son bienvenidas, que lo miman, lo cuidan y están siempre atentas a todos sus caprichos, ya que es el único macho del lugar y ellas solo viven para complacer sus deseos, en una generosa y abnegada labor de protección de la especie (masculina, en este caso).
Hay sueños que tendrían que ser eternos, sobre todo cuando, la vida real, esa que solo aparece cuando estás despierto, se hace tantas veces insoportable.
Capítulo 13
¿Y esto de qué va?
¿Quién conoce realmente lo que es la vida?
¿Alguien puede descifrar este misterio?
¿Cuál es el verdadero sentido que tiene la existencia humana?
Dijo una vez el famoso escritor alemán Goethe “que no hay nada más peligroso que un ignorante activo,” y tenía el hombre toda la razón.
Uno no puede andar por el mundo sin saber lo que se trae entre manos, hay que espabilarse de una vez y espantar de la cabeza, como si de una mosca cojonera se tratase, ese analfabetismo tan exacerbado, ese profundo y dañino desconocimiento, esa enorme y limitante “empanada” mental que hace al hombre tan pequeño como una hormiga, tan simple como un botellín de agua mineral (sin gas), tan imbécil como aquel que se cree que está por encima del bien y del mal, tan vulgar como una alpargata de esparto y sobre todo tan sumamente “retrasado que acaba siendo el último de la fila, el vagón de cola, el farolillo rojo, el burro de la clase, el más torpe del pelotón, el colista de la categoría o un completo lelo como Forrest Gump”.
Sin embargo hay que tener cuidado (mucho), con esos falsos predicadores del Siglo XXI, con estos nuevos profetas de la era de la informática, el “botellón” hueco de la ignorancia, y los intereses usureros del capitalismo bancario, que con un sermón barato, propio de un televendedor de tercera categoría, o de una estudiada estrategia de marketing de andar por casa, te dirán que te has apartado del camino de la verdad, de la razón y del conocimiento y trataran de hurgar en la mente del prójimo (sobre todo del más débil, ya sea por déficit intelectual o por incultura), a esos, ni caso.
“Siempre, mejor solos que mal acompañados”, la excursión comienza y el ascenso a la montaña de la razón y la verdad es un largo (mucho) y duro (demasiado) desplazamiento, así que durante el recorrido que no se os olvide beber a grandes tragos de las fuentes del saber que os encontrareis durante el camino.
Hay que procurar en la medida de lo posible, que se quite lo más rápidamente del hemisferio cerebral, esa costra de subdesarrollo que los políticos aportan año tras año a la vida diaria del sufrido y paciente ciudadano de a pie, gracias también a esos malos hábitos sociales adquiridos a golpe de tragar con todo y sobre todo a la pegajosa tradición (desfasada tradición) que algunos (o muchos) confunden con la sabiduría popular y que tantos males es capaz de causar a la convivencia entre las personas.
Muchas veces la ignorancia se apodera de todos nosotros y se pega a nuestro ser como el óxido a la chapa y se acaba confundiendo lo uno con lo otro llegando a un extremo tal, que no basta con saber más, primero hay que desaprender (eso es sin duda alguna, lo más complicado) para volver a empezar y aprender de nuevo.
Sería muy interesante que todos hiciéramos un ejercicio de autoinvestigación para escudriñar bien a fondo y llegar hasta el lugar más inaccesible del maravilloso y a la vez complejo funcionamiento de nuestro cerebro, a ver que encontramos, quizá alguno se llevaría una sorpresa, sobre todo los que no van a encontrar nada, que son más de los que pensamos.
Si solo pensamos en lo elemental, en lo intrascendente, en lo elemental, como:
¿Qué me pondré hoy para salir?
O, también:
¡Tengo que buscar sin falta un papel para la pared con unas tonalidades en rosa que me hagan juego con los respaldos del sofá del salón!, esto más bien es cosa de “ellas”, pero es que “ellos” también tienen lo suyo y en este caso, y como ejemplo tenemos algo parecido a:
¡Me cayeron tres pelos!, ¡pues vaya preocupación hombre!, (los guardas en una caja de madera si no quieres perderlos y asunto solucionado).
Pero ahí no queda la cosa, está también algo parecido a:
¡No sé si este verano iré de vacaciones al pueblo, o al Caribe, o mejor no voy a ningún lado y con el dinero que me ahorro compro un televisor de plasma con pantalla mega panorámica con sonido envolvente!
Podríamos seguir con unas y con otros y no acabaríamos:
¿Me hará juego la forma de los zapatos con el diseño de los pendientes?
¿Se me notará mucho el grano que me ha salido en la nariz?
¿Llamaré a Pepa para salir o mejor quedo con Lucy?
Y etc.
No nos quedemos en lo simple ni en lo superficial, el cerebro no se gasta por usarlo mucho y es una pena que una máquina tan perfecta apenas se utilice, incluso algunos lo tienen prácticamente intacto cuando les ponen el “traje de pino”, y llegados a ese punto, el “tarro” ya no vale, excepto para pudrirse.
Hay que procurar meterse como una taladradora en esa senda misteriosa y apasionante que es “uno mismo” y excavar y profundizar aunque muchas veces no guste lo que se ve, si bien, en ocasiones hay quien se lleva una agradable sorpresa:
¡Caramba, no pensaba que esto podía salir de mí! Incluso alguno se siente importante por darse un toque de intelectualidad inesperado que le va a permitir asomarse de cabeza, a un mundo desconocido, que no es otro, que el del conocimiento, pero de ahí, hasta llegar a la cima de la sabiduría queda un trecho muy largo que no todos están en condiciones de llevar a cabo, más desgana, que por capacidad.
Capítulo 14
Pienso, que para estar preso, no hace falta vivir en una cárcel, y si no, que se lo pregunten a esa gran cantidad de individuos que permanecen encerrados tras los barrotes de su propia mente, desempeñando un doble y antagonista papel, ya que son a la vez prisioneros y carceleros de sí mismos, y muchos de ellos, a pesar de intentarlo con todas sus fuerzas, no son capaces de fugarse de su particular encierro.
Pienso, que es mejor desprenderse del pesado equipaje personal acumulado en el pasado, cuando es una carga tan enorme, que impide moverse con total libertad en el presente. Y lo realmente patético del caso, es que mucha gente no se da cuenta de ello, y arrastra año tras año ese peso absurdo, que además de hacer inútil el esfuerzo de llevarlo a la espalda, pues no vale absolutamente para nada, impide el desplazamiento libre, ágil y rápido en el momento actual, que es lo que de verdad importa.
Pienso, que en la vida, cuando se recorre un camino por primera vez, y se llega al final del mismo, es probable que en la mayoría de las ocasiones nos llevemos una decepción, ya que cuando hemos concluido el trayecto no encontramos lo que esperábamos (ni durante, ni al finalizar).
La conclusión, es que lo que es de verdad interesante las más de las veces, es volver (si se puede) a repetir el recorrido realizado, seguro que en el segundo viaje, descubrimos muchas cosas que provocarán nuestra atención, y que en el primer desplazamiento nos habían pasado totalmente desapercibidas. De tal forma que cuantas más veces repitamos el mismo camino, más y más descubrimientos iremos realizando. Es como mirar un cuadro, quizás la primera vez no nos diga nada, pero cuando se ha visto varias veces y nos hemos fijado con detenimiento en una serie de detalles, nos damos cuenta que existe una abismal diferencia entre el visionado inicial y el último que se ha realizado.
Y mientras, sigo pensando...
Capítulo 15
Quizá el planeta Tierra, no sea en realidad tan asfixiante, y lo que de verdad ahoga al ser humano es la soga que él mismo se coloca en el cuello, o la bolsa de plástico con la que se tapa la cabeza, o incluso cuando la mete debajo del agua y al final se queda sin aire, porque es incapaz de salir (o prefiere seguir sumergido, en un acto de masoquismo) a la superficie y respirar. O quizá es cierto que el planeta se está haciendo cada vez más irrespirable, porque el aire cada vez más contaminado de la maldad humana, acabará por teñirlo todo de negro. Quizá algún día lo sabremos, cuando ya sea demasiado tarde...
De una forma de otra, está claro que los terrícolas vivimos en un ambiente cada vez más hostil, más negativo, menos saludable, en el que respirar cuesta un poco más cada día (y no solo con los pulmones, también con el cerebro), y eso nos lleva a sentir esa sensación de ahogo que nos oprime y nos hace la existencia diaria más complicada, cuando menos, y también nos lleva a reflexionar y a hacernos preguntas sobre la “vida”, la nuestra primero, y la del prójimo después (la caridad bien entendida empieza siempre por unos mismo), para buscar respuestas y obtener conclusiones de tal modo, que se nos amontonan en la cabeza infinidad de pensamientos de todo tipo tales como:
A veces la “vida” te toca las narices de forma tan insistente, que uno llega a pensar, si la existencia humana, es en realidad, una broma pesada (y sin gracia.)
La “vida” es siempre, una búsqueda permanente, aunque no siempre se encuentra aquello que se busca, es más, cuántos hay, que se han pasado la vida buscando, y al final no han encontrado nada.
La “vida” irreal, es aquella en la que se han quedado todos los que viven de forma anclados en el pasado, olvidan el presente y están en exceso pendientes del futuro.
La “vida” es (muy) breve y si la desaprovechamos, es además de breve, absurda.
La “vida” es como el cine y cada persona debe de ejercer de guionista, intérprete y director de su propia película, aunque eso, lleva a algunos a la confusión, ya que su exceso de ambición hace que quieran abarcar demasiado y meten en la boca más cantidad de lo que pueden llegar a masticar, y esto sucede cuando algunos pretenden interpretar varios papeles al mismo tiempo e incluso, quieren ser siempre los protagonistas de la historia, sin dejar ningún sitio para los demás, algunos incluso quieren vender hasta las palomitas.
La “vida” es cruel para algunos, pero es una grave equivocación tratar de olvidarse de ella, perdiéndose en un mundo falso que te haga vivir ilusiones disparatadas e irreales.
Lo ideal, es crear un universo paralelo propio, pero siempre con los pies en la Tierra y no en la Luna, aunque en ese espacio ideal, serás cada cual, el que establezca sus propias reglas del juego.
“Hoy en día la civilización humana se está ahogando en un mar de mentiras”.
(L. Neil Smith)
“Nadie va a ir al rescate de un hombre ahogándose si su llanto es débil”.
(Sri Shatia Sai Baba)
“A cada momento necesito recordarme a mí mismo que he de respirar, que ha de seguir palpitándome el corazón”.
(Emily Bronté)
FIN
(De la Trilogía)
¡Si has leído la Trilogía completa y te ha gustado, te agradecemos que se la recomiendes a tus amigos y conocidos!